Frente a la agonizante y creciente descomposición del arte tradicional y autóctono, los niños se convierten en una esperanza para mantener vigentes, en el tiempo, a las bellas artes y las costumbres culturales de todos los pueblos.
El terreno más fértil para sembrar el arte y la cultura, son las escuelas. En pre jardín, jardín, transición, primaria y secundaria esta el terreno fértil donde el arte y la cultura nacen a la vida. Y donde se hacen eternos en la perennidad del tiempo.
Ninguna tradición se pierde, si esta se defiende, a capa y espada, y se va trasmitiendo de generación en generación. Nuestras tradiciones, las manifestaciones de arte y nuestra cultura son nuestra identidad. Por esa razón, es necesario mantenerlas, cuidarlas, defenderlas y promoverlas, porque sin ellas perdemos nuestra esencia y nuestra identidad.
¿Qué sería de barranquilla, sin su carnaval? ¿Qué sería de Cartagena, sin la champeta, sin sus hermosas palenqueras, sin su reinado nacional de la belleza, y sin su cultura? ¿Qué sería de pasto, sin su carnaval de blancos y negros? ¿Qué sería de la sabana, sin su porro? ¿Qué sería de Medellín, sin su feria de las flores y sin su música de despecho? ¿Qué sería de Colombia, sin el vallenato, sin la cumbia y sin ninguna expresión cultural de aquellas nos hace sentir orgullosos de ser colombianos? ¿Que seriamos sin el arte de nos da identidad? seguramente, nada.
Un pueblo sin arte, es un pueblo sin vida y condenado a morir en el oscuro abismo del olvido. El arte es la expresión más sublime del talento humano y la identidad de los pueblos. Luchemos por mantenerlo, porque al salvar el arte nos estamos salvado a nosotros mismo.
Autor: Horacio alvarez rios. (Hora)